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viernes, 11 de noviembre de 2011

Una sombra en el cielo... una voz en la cabeza...

Lo único sólido del puente eran las barandillas. El resto de las tablas parecían podridas. Algunas estaban  rotas, otras no, pero ninguna me inspiraba confianza.
-No nos queda otra- dijo la náyade- es el único camino que hemos encontrado y no podemos perder más tiempo- continúo, y después de un instante de reflexión añadió- además siento que nos vigilan, algo malo se acerca-
-La idea no me entusiasma, pero estoy de acuerdo contigo- la contesté- vamos adelante- y di el primer paso.
El pequeño ser siguió tras de mi y Kaysa cerró la marcha. Tenía que expandir las piernas y andar apoyando cada pierna en una de las barandillas. Era bastante complicado. La náyade tenía los mismos problemas que yo. Teníamos la esperanza de que no fuese un camino muy largo. Por su parte, Balder se encontraba cómodo, sus pequeños pies cabían sin problemas en una de las barandillas laterales. Una sonrisa nació en mis labios. No recordaba la última vez que eso había pasado. 
De repente, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Había algo que mis ojos no llegaban a ver, pero mis sentidos si que notaban. Una sombra lejana apareció en el cielo. A mi cabeza tan solo vino un nombre. Axel. Estábamos a bastante distancia de tierra firme. No teníamos dónde escondernos. 
-¿Otra vez metiéndote en problemas?- escuché una voz aterciopelada en mi mente. 

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