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miércoles, 26 de octubre de 2011

Ojos verdes

Tenía un nudo inmenso en la garganta. Quería gritar y no podía. Quería huir y no podía. Tres individuos de la élite estaban ante mí. Tan temerosos, tan oscuros. La maldad y la magia negra respiraban por cada poro de su piel.  Uno de ellos me miraba constantemente, los otros tres miraban lo que me rodeaba. Probablemente estaban tanteando dónde me encontraba. Tenía que huir de allí. De repente me acordé de la náyade y del pequeño ser. No recordaba nada, hacía muchas horas que no les veía. Pensé unos segundos. Rebusqué en mi mente. Tan solo recordaba colores llamativos y voces angelicales. Ahora era todo oscuro, como antes. Era extraño. No sabía si había sido un sueño. O quizás la realidad. Tendría que hablar con mis compañeros.
Una sonrisa se dibujó en los labios del ser más alto. Satisfecho por lo descubierto, empezó a desaparecer. Justo en el momento que iban a desvanecerse por completo, una figura adolescente apareció en el plano. Se asomó por detrás de ellos, una chica. El abundante flequillo negro de su frente no tapaba unos grandes ojos esmeralda. Tampoco los tapaban sus horquillas con forma de hojas.  Me estaba observando. Las facciones perfectas de su cara revelaban pensamientos malignos.  La mujer de la élite se dio la vuelta y gritó algo. La muchacha desapareció al instante, no sin antes dejar una huella helada en mi mente y en mi cuerpo. Después de eso, las imágenes desaparecieron.Todo volvió a ser oscuro. La densa agua que me rodeaba, el suelo, los seres microscópicos, todo negro.
La náyade se encontraba enfrente, a mi lado unas sirenas impactadas por lo visto. El pequeño ser apareció de la nada. Todo era confuso, no sabía que había sucedido.  

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