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martes, 11 de octubre de 2011

Burbujas de aire

Las burbujas cada vez eran más violentas. Siempre que explotaban cerca de mi cara, emanaban un ácido que hacía que mi piel se irritase. Procuraba elevar lo máximo a Kaysa, para que el agua no la hiriese. El pequeño ser se subió a mi espalda. Era demasiado bajito para tocar el suelo. Por un momento se concentró y empezó a hablar un lenguaje extraño. No fueron muchas palabras las que dijo, pero sí parecían muy cortantes. Del agua aparecieron tres burbujas gigantes. Estas al contrario que las anteriores no explotaron. Se limitaron a posarse sobre nuestras cabezas. Crecieron de tamaño, y empezaron a filtrarse en nuestras cabezas. Pronto la cabeza entera se nos quedó cubierta por las burbujas. Cuando me di cuenta de que aquello servía para respirar, comencé a sentir cierta molestia en la garganta. La burbuja se había ceñido tanto a ella que me costaba respirar. Me estaba estrangulando.
El aire cada vez se volvía más pesado. Miré a los demás, les estaba sucediendo lo mismo. Quizás el pequeño ser se hubiese equivocado con su conjuro. No quería soltar a la náyade, así que no tenía como aflojarme la presión. Repentinamente, la burbuja estalló. Esto no alivió mi presión. Unos segundos después la presión se convirtió en escozor. Después me empezó a quemar. Grité. Una hendidura apareció en mi piel. Más tarde otra, y poco después otra más. Miré al pequeño ser aterrado.
- Branquias- su voz retumbó en mi mente, y me miró con mucha quietud- ahora métete en el agua antes de que te seques y te quedes sin oxígeno- volvió a sonar su voz. 

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